Modelo de bandera. República Federal de España Siglo XXI. |
Monday, 2 June 2014
Sunday, 1 June 2014
Festival Viña Rock 2014 y Espíritu de éxtasis
Cartel del Festival Viña Rock 2014 y portada de Espíritu de éxtasis. |
Al lado, en la
carpa de San Miguel Experience, están tocando ahora mismo Los Violadores del
Verso. Y seguro que esos le encantan a Liliana. ¿No?
–Sí –asintió la
aludida, con una sonrisa de felicidad que no le cabía en la cara, sin saber que
eran un grupo de hip hop español. (Fragmento de la
novela Espíritu de éxtasis.)
La última dosis de éxtasis les había dejado con sensación de ansiedad y un paseo bajo oscuridad de la noche, respirando la fresca brisa que se movía lenta y silenciosa entre el fragor de los decibelios, les aliviaba de ese regusto amargo. Circulaban entre riadas de sujetos que marchaban de un lado a otro, sin ninguna dirección clara. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
–A comulgar –dijo
Yojay, repartiendo las bebidas y abriendo la veda de la fiesta.
El grupo, tras la
sagrada ingesta química, penetró en las fauces de la carpa donde la banda
actuaba haciendo que todo el auditorio vibrara. El lugar era espacioso y no
tardaron, tras un breve sorteo de cuerpos movidos por el espléndido y brutal
fraseo de consignas, en encontrar un lugar donde formar su círculo, frente al
escenario y la gigantesca pantalla que lo enmarcaba desgranando sus imágenes al
ritmo de la música. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
En los aledaños se bailaba con ondulaciones del cuerpo acompañando a la ligera y fresca brisa nocturna. Se sumaron a la fiesta allí iniciada; los ritmos salvajes y la voz del cantante se manifestaron cuando penetraron en su interior. Aquello era una locura donde toda la multitud botaba al son del machacón sonido, forzando la vibración del entarimado que cubría el suelo. Aunados con la humanidad extasiada, sus miembros se desataron en febriles movimientos y las caras en muecas de sorpresa. El demonio químico recorría cada neurona de sus organismos y la risa brotó espontánea, siguiendo el vestigio de la felicidad y la magia. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
Liliana, David y Quique llegaron hasta la
gigantesca carpa donde tocaba la banda de raperos. Levantada sobre seis enormes
postes que sobresalían desafiando al cielo, se toparon con un enorme pelotón
que rebasaba el área montada para el concierto. Habían visto gente circulando
por todos lados pero, debido a la oscuridad y al despiste de recién llegados,
hasta que no llegaron al borde del lugar no se dieron cuenta de la enorme
cantidad de personas que había allí metidas. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
–¡Qué demasiado!
–exclamó Liliana, cautivada de igual manera que David y Yojay por aquellos sonidos–.
¿Oye, en un ratito toca La Mala, no?
–Sí, a las doce y media –contestó David, a quien no le hubiera importado
saltarse el concierto de la rapera que, por otra parte, le parecía muy comercial.
Pero los deseos de Liliana eran órdenes para él y, si no lo hubiesen sido los
hubiese cumplido igual de encantado–. Y después, Wu-Tang Clan ¿Quieres ir, no? (Fragmento
de la novela Espíritu de éxtasis.)
En el escenario,
una entregada orquesta compuesta a la antigua, con voz, guitarra, batería,
percusiones, teclados, bajo y coros. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
–Está bien un poco de descanso. Desde que hemos llegado, a las nueve, no habíamos sentado el
trasero –recitó Liliana. (Fragmento de la novela Espíritu de éxtasis.)
Aceptó el regalo de fresas y perlas de Liliana
mientras, a contraluz y por el rabillo del ojo, acertaba a vislumbrar las
borrosas siluetas de tres sombras en las que adivinó sonrisas de complicidad y,
luego, desaparecieron de su campo de visión; la tierra, el fuego, el aire o el
agua se las tragó.
(...)
–¿No te
apetecería...? –sugirió Liliana, entre susurros, dejando escapar en el éter de
noche la inflamada frase.
–Sí...
–¿Y a dónde
podríamos ir? ¿Al coche? –preguntó excitada, sin poder poner freno a su
besuqueo. (Fragmento de la novela
Espíritu de éxtasis.)
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