Por Vicente A. Fontelos
Una nueva Inquisición religiosa, como las implantadas en siglos anteriores, pretende instaurarse en el siglo XXI. Han aprendido y asimilado el funcionamiento del totalitarismo creado en el siglo pasado y, ahora, pretenden trasladar aquellos campos de concentración a nuestras calles y vidas diarias, como ha ocurrido con el crimen selectivo perpetrado contra los integrantes de la redacción en la revista francesa Charlie Hebdo.
Como aquellas
bestias nazis, su principal argumento de convicción ideológica es el
derramamiento de sangre mediante la anulación de la dignidad humana, la tortura
y el asesinato. En su recién creado infierno terrenal, la ciudadanía que no
comparta sus ideas teocráticas de liberación divina: sea atea, cristiana,
judía, musulmana o politeísta; demócrata conservadora, demócrata liberal,
socialdemócrata o tan solo demócrata, será considerada hereje o infiel, siendo
condenada en vida a una ejecución sumaria.
Hemos llegado
hasta aquí después de que durante muchos siglos, mujeres y hombres lucharan y
sacrificaran sus vidas por un ideal de vida, basado en la libertad, la
igualdad, la tolerancia, la fraternidad, los derechos humanos y, al que por
supuesto, defenderemos y no estamos dispuestos a renunciar.
JE SUIS
CHARLIE HEBDO.
¡NO
PASARÁN!